lunes, 27 de septiembre de 2010

LA COMIDA BASURA




LONDRES.- Instalado en el sofá, mirando televisión, siento esa predecible e incontrolable necesidad nocturna. Al principio me quedo ahí sentado, intentando resistirla. Pero cuando más me resisto, más acuciante se vuelve. Después de 20 minutos, ya no puedo concentrarme en nada. Finalmente, termino por admitir mi adicción y me quiebro. Voy hasta el freezer, donde atesoro mi provisión de sustancia blanca, y me doy un saque. Casi instantáneamente, me relajo, y a medida que los químicos recorren mis venas, mi cerebro entra en un estado de absoluta felicidad. ¿No es increíble que un par de cucharadas de helado logren ese efecto?

Antes de que desestimen mi ansiedad como pura debilidad, consideren lo siguiente: para mi cerebro, el azúcar es semejante a la cocaína. Existe evidencia contundente de que los alimentos con alto contenido de azúcar, grasa y sal -como la mayor parte de la comida chatarra- pueden provocar en nuestro cerebro las mismas alteraciones químicas que producen drogas altamente adictivas como la cocaína y la heroína.

Hasta hace apenas cinco años, esa era una idea considerada extremista. Pero ahora que estudios realizados en humanos confirman los hallazgos hechos en animales, y que se han descubierto los mecanismos biológicos que conducen a la "adicción a la comida chatarra", esa noción se está convirtiendo rápidamente en la opinión oficial de los investigadores.

Algunos dicen que hoy existe suficiente información para garantizar que el gobierno regule la industria de la comida rápida y alerte a la opinión pública sobre los productos que contienen azúcar y grasas en niveles nocivos para la salud. "Debemos educar a la población sobre el modo en que las grasas, el azúcar y la sal toman al cerebro de rehén", dice David Kessler, ex comisionado de la Administración de Alimentos y Drogas, de los Estados Unidos, y actual director del Centro para las Ciencias de Público Interés.

Con los niveles de obesidad batiendo récords en todo el mundo, queda claro que no soy el único que adora las cosas dulces, ¿pero puede ser tan malo como la adicción a las drogas?

6 comentarios:

  1. Pues a mi me da por el zumo de naranja... Ahora mismo me voy a por un vaso.
    Interesante articulo, no sé si llegará a ser tan malo como las drogas duras, lo que sí puedo decir que no es bueno.

    Un matiz chiquitín. Te falta indicar la fuente.

    Shemba

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  2. Si,hombre,ahora sólo falta que mis hijas entiendan este artículo para tener la excusa perfecta para cenar cada noche en un masdonal:Joooo,mama,que es que si no me entra el mono y me pongo chula ¿eh?
    Lo guardaré donde no puedan verlo

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  3. Uix, pues mi debilidad es el chocolate.
    No creo que sea malo en absoluto tener una debilidad en algo de comer,siempre y cuando no perjudique el organismo,claro está.La comida basura perjudica.Pero un helado de vez en cuando, un poco de chocolate cada día o el vaso de zumo de naranja de Shemba es de lo más saludable.

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  4. ¡¡Anda yaaaa!!! Hace años que vienen especulando con todo eso. T ahora dicen una cosa, mañana otra, pasado vuelven a lo primero. 'tan locos.
    El azúcar (natural) es bueno para el cerebro que necesita energía para funcionar; la sal a medida (y mejor yodada) también es necesaria, ayuda a retener minerales.
    Lo realmente malo de la comida basura son todos los aditivos, colorantes, espesantes artificiales, las sacarinas (ésas sí que son malas) y las grasas hidrogenadas. La de coco y toda esa chatarra que le echan.

    Y lo de la adicción es psicológica m'hijito. A menos que alguno de los aditivos sea como los que echan al tabaco que per se es bueno.

    Que nos están volviendo tarumbas, Txemi.
    Ya te explicaré cuatro cosas, pero de momento haz caso del Arguiñano que ése sí que sabe.

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  5. NOTA ACLARATORIA:
    Este artículo no implica que lo comparta, evidentemente, solo es a titulo informato, vamos que la comida basura no me mola

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  6. Habría que debatir que es y que no es comida basura.
    Siempre que se habla en estos términos, nos viene en mente la foto de la hamburguesa, pero en realidad si lo analizamos, puede ser un plato bastante equilibrado.
    Pan, lechuga, tomate y carne sin añadidos de espesantes, colorantes y conservantes, tampoco está tan mal.
    Lo que no se tiene que hacer, según creo, es la repetición de la jugada a corto plazo. Es decir, que si hoy comes carne, mañana pescado, legumbres, etc. Eso mezclado con algún dulce de vez en cuando, tampoco lo veo tan disparatado. Lo que no se tiene que hacer, es dar por norma un Bollicao a los crios para desayunar. Y a los mayores menos.

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