Conejo Blanco hoy está escribiendo. No piensa decirle a la Reina lo que piensa, lo que hace. No quiere que le corte la cabeza. Prefiere seguir pensando y seguir escribiendo.
Los pensamientos y citas que ha buscado es mejor difundirlas entre los súbditos de la Reina. Y escribe:
Hoy toca a unos y mañana tocará a otros.
¿No fue Bertold Brecht quien ya lo dijo? No así. Se le atribuye una frase, hija de un supuesto poema que no es suyo pero buscando y comprobando he encontrado tanto el discurso real y la persona que lo pronunció como frases de Brecht de rabiosa actualidad. De ayer, de hoy, de siempre.
- Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
- Cuando el delito se multiplica, nadie quiere verlo.
- Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general, y crece el silencio de los hombres. (1)
- Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad.
- Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad.
- El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las judías, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
- Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.
- Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.
Conejo Blanco se sentía completamente pesimista ante los excesos de la Reina y de sus cortesanos y ministros. Pero quizás todavía más de la pasividad de las flores maltratadas, de los naipes aturullados y confusos, de los pasivos hombres del bosque, de la inconsciencia de los hongos, de la locura del Sombrero Loco y sus amigos siempre celebrando sus no-cumpleaños, ajenos por completo a su alrededor, como si nada que no fuera sus continuas bromas, el té y las pastas no fuera con ellos.
Entonces encontró la reflexión que había andado buscando (a Conejo Blanco siempre le gustaba ser exacto y no confundir galgos con podencos).
Y para que nadie se volviera a equivocar copió los datos del autor de la reflexión que tanto le gustaba:
Martin Niemöller (14 de enero de 1892 – 6 de marzo de 1984) fue un pastor luterano alemán. Se graduó como oficial naval y durante la Primera guerra mundial estuvo al mando de un submarino. Después de esa guerra mandó un batallón en el Ruhr. Entre 1919 y 1923 estudió Teología en Münster. Ya como pastor apoyó al principio la política anticomunista, antisemita1 y alemán nacionalista de Adolf Hitler.
Reaccionó al fin contra el nazismo en 1933 cuando Hitler, en desarrollo de la política totalitaria de homogenización, denominada oficialmente Gleichschaltung, impuso sobre las iglesias protestantes el "párrafo ario" (Arierparagraph) que excluiría de la iglesia a todo creyente con antepasados judíos.
Niemöller fundó entonces, junto con Dietrich Bonhoeffer, la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche), que se opuso a la nazificación de las iglesias alemanas. Por su oposición al control estatal nazi sobre las iglesias, Niemöller fue arrestado el 1 de julio de 1937 y condenado el 2 de marzo de 1938 a siete meses de cárcel por un tribunal especial. Como ya había cumplido la condena, al salir fue apresado por la Gestapo y permaneció retenido en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau hasta 1945. Luego, se incorporó hasta el final de sus días al movimiento pacifista, fue presidente del Consejo Mundial de Iglesias en 1961 y desempeñó un papel importante en la denuncia contra la guerra de Vietnam. Desde la década de 1980 es mejor conocido como el autor del poema
“Cuando los nazis vinieron por los comunistas”.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
(1) Las guerras también pueden ser económicas; de hecho, todas lo son.
Tan cierto amiga! que cada uno se rasca cuando le pica...el problema es que nos pica a todos y nadie dice ni mú, y si dices algo congruente o con alguna base, te tratan de loca.
ResponderEliminarMuy bueno, lo del conejo.
Me quedo con este pensamiento:
ResponderEliminar- El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las judías, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Que grán verdad, para desgracia de la sociedad.
Yo creo que todas las reflexiones recogidas dan para mucho y mucho.
ResponderEliminarPufff da mucho que pensar.Todas estas reflexiones podrían empezar temas nuevos.
ResponderEliminarMe quedo con esta cita :"rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo. "