domingo, 12 de diciembre de 2010

EN TERAPIA

¿Casualidad? ¿Sincronicidad? Hoy, ya ayer porque escribo de madrugada, creé y publiqué un relato, Regresión, en este mismo blog. Iba de terapia pero con aires festivos.
Acabo de ver los dos capítulos semanales que emite seguidos una de las cadenas de pago en este país de la serie que da título a esta reflexión, En terapia (In Treatment). Son los episodios 31 y 32 de la segunda temporada.
En terapia es una obra maestra. Es el equivalente en televisión a leer a Graham Greene, el Nobel de Literatura británico que no llegó a ser pero debería. O a otro gran literato de altura que sepa reflejar la vida, la auténtica, como sólo pueden hacerlo los genios. Quizás Doris Lessing.
Como persona formada en psicología y psicoterapia, con un proceso y experiencia de años, En terapia me resulta una gozada. Desde el primer momento consideré que tendría que ser de visionado y discusión obligatoria en las facultades de Psicología españolas, porque ¡qué pocos psicólogos hay con la capacidad y el saber hacer que se muestra en la serie tanto por parte del protagonista, Paul, maravillosamente encarnado por Gabriel Byrne, como de su supervisora y mentora Gina, otra memorable interpretación por parte de la multipremiada Dianne Wiest (Balas sobre Broadway). Al tiempo, también muestra las contradicciones y fragilidades en las propias vidas de esos terapeutas. En terapia serviría bien de base para una serie de master classes.
Lo mejor, sin ellos no podría lucirse el resto del equipo, son los guiones, producto de escritores fuera de serie y asesoramiento de auténticos especialistas.
El caso es que hoy tocaba sesión de terapia con una mujer todavía joven –ya no mucho-, abogada de gran éxito, profesional independiente pero, evidentemente, no exenta de problemas. Un perfil con el que yo parecía haber conectado muy poquito. Y luego, en el episodio 32, con una joven estudiante de arquitectura de 23 años, a la que se le ha declarado un cáncer muy agresivo. Con este personaje último, April (Alison Pill) (Los pilares de la tierra), fue todo lo contrario desde el primer momento; me interesaba en grado sumo cómo iba a desarrollarse la difícil terapia.
Hoy me han pegado fuerte. Al final no eran solamente Paul y Mia (Hope Davis) los involucrados en el proceso sino que, confieso, yo misma como tercera parte, consiguiendo la comunión perfecta entre la obra y el espectador, espectadora en este caso.
Y luego, la sesión con April ha sido una fuera de serie por completo. Exquisito episodio, exquisito contenido, obra redonda. El puntazo del gorro ha sido todo un ejercicio de saber hacer, savoir faire, know-how. Las lágrimas han brotado de ese lugar desconocido, profundo, cuando la obra –música, literatura, arte en general- contacta con lo más profundo de tu ser.
Si algún día me voy a una isla y sólo puedo escoger unas escasas pertenencias, me llevaría En Terapia, junto con “mi” Shakespeare, Beethoven y pocos más. Quizás A sort of life, novela autobiográfica de Graham Greene.

2 comentarios:

  1. A mi también me gustó mucho la última sesión con April, también lloré.
    Creo que mucha gente podrá identificarse con ella, que no quiere preocupar a nadie, no quiere cargar su familia con más problemas y sin embargo está deseando un poco de atención, de preocupación, necesita a alguien.

    Es genial la serie, si no es por ti no la hubiese conocido. Los personajes y sus problemas pueden parecer sencillos, cualquiera cogido de la calle, tu mismo, sin embargo esconden una personalidad compleja muy bien estudiada. También hay muchas situaciones familiares, entonces sale la sonrisilla...

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  2. Creo que cada personaje resulta imborrable justo por lo que dices Vaner, porque sus problemas nos resultan muy familiares pero además nos enseña la trastienda. Y April realmente da escalofríos de pensarlo.

    La teniente "Bad Fleas" Ripley

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