En esos foros para solucionar dudas existenciales la gente llega a hacer amigos. Elisa Ripley, esa futura colaboradora del blog, es asidua desde hace tiempo y a veces sus respuestas, serias, documentadas, sufren ciertas mutaciones un tanto peculiares.
La razón de tan colorista respuesta a una pregunta sobre problemas con las muelas del juicio, la propone ella misma hacia el final:
Sí, sí, con intermitencias. "Ahora salgo, ahora me pongo tímida y no salgo. ¿Saco la cabeza? no, más vale que no. Me escondo de nuevo..."
Las muelas del juicio están tan locas como nosotros. A veces salen, a veces no acaban de salir. Y en ocasiones se abren camino a edades muy impropias como me pasó a mí, que tengo ¡¡¡UNA SOLA MUELA DEL JUICIO!!!
Las muy pasotas decidieron que no se tomaban la molestia de hacer acto de presencia y se han quedado dentro. Las vi en una radiografía.
En tu caso, igual es eso lo que te está sucediendo. Ya me suena por otros eso de que va dando molestias pero no continuas y que hay que ir al dentista para que te corte la encía. Pero no es nada.
- Primero coge una aguja gorda y larga para la anestesia.
- A veces coge otra aguja larga y gorda no sé para qué.
- Luego corta la encía y la levanta, dejando el hueso al descubierto.
- Sale sangre pero no la ves. No te preocupes.
- Y con todos los tubos que te meten chorreando agua con algún mejunje te limpian para poder trabajar mientras
- tú vas haciendo esfuerzos denonadados por no ahogarte.
- Cuando ves que ya no puedes más, levantas la mano y la agitas delante del dentista para que pare.
- Si no para, arréale un guantazo. Se lo ha ganado.
- Recuperas la respiración unos segundos y ¡hale!,
- te vuelven a meter todos los tubos y siguen...
Llega un momento en que la tortura acaba y sales con todo arregladico pero la zona bien dormida por la anestesia y si tratas de beber algo, no lo hagas, igual se te cae el líquido y parecerá que necesitas un babero.
¡¡¡Tranqui!!! Yo ya le he perdido el miedo al dentista, ahora los hay que lo hacen muy bien y la experiencia ya no es tan aterradora como antes. El mordisco al bolsillo, ése sí que es de infarto y cada día más.
Ahora dan mucho más miedo los psiquiatras. Mucho, muchísimo más. Hasta el infinito y más allá.
Noto la falta de condumio, ¡¡ya se me empieza a ir la olla!! Pero como ya sabes, los niños, los viejos y los locos dicen la verdad. O sea que, chata, eso es lo que hay. Pero luego, si nos cruzamos en la página de Salud Mental, lo negaré todo.
Buenos días y muy, muy buena suerte.