sábado, 16 de enero de 2010

El apartamento de lujo de Rocío Carrasco


Leído hoy en boletín de una conocida inmobiliaria el tema de la venta del apartamento de lujo en Miami de Rocío Carrasco.

El tema me interesa porque viene a confirmar el desnivel existente entre la relación precios-ingresos en España, que ha convertido la adquisición o alquiler de una vivienda en un artículo de lujo prohibitivo para la mayoría.

Analicemos con un poco de atención el tema.
Rocío Carrasco ha vendido el apartamento por 900.000 eurazos, que son como unos 1.350.000-1.400.000 dólares, uno de los precios más altos de los apartamentos de la zona residencial donde está enclavado.

Descripción: la vivienda está situada en el edificio Capobella, una torre de apartamentos de lujo situada en 5025 Collins Ave. Tiene tres habitaciones, un gran salón con vistas al mar y al canal, un comedor, una zona de servicio y baños. También cuenta con una gran terraza que rodea el exterior de la vivienda. El edificio cuenta con seguridad privada, piscina y acceso directo a la playa. (tomado literalmente del texto del enlace).

En el enlace a pie de página hay una galería de imágenes que nos muestran tanto el edificio como diversas zonas de su interior donde se observa que la coincidencia entre la oferta de un apartamento similar en, pongamos de ejemplo la zona que mejor conozco, Cataluña y estos apartamentos de lujo sólo está en el papel, porque las fotos hablan por sí solas.
Para hacernos una mejor idea. En este lugar donde resido desde hace 34 años ya y al que me refiero con más ironía que cariño como el Bel-Air catalán, por 600.000 euros puedes adquirir un piso apañadito de segunda mano de unos 140 metros cuadrados, zona comunitaria de jardín y piscina pero sin ningún tipo de lujo y amontonando las habitaciones. Vistas al jardín y a una calle corriente y moliente.

Por 900.000 euros, la cantidad cobrada por la Carrasco, consigues un piso de 200 metros cuadrados construídos, segunda mano otra vez, con unos 30 años de antigüedad. Eso sí, todo exterior, vigilancia, un jardín decentito pero no demasiado más. Bonito, alto standing pero olvidémonos de lujos.

Por descontado esa conversión euros-dólares pone al mismo nivel, casi, la persona que aquí dispone de 900.000 euros con la que puede tener como 1.400.000 dólares allí. O no. En Nueva York el sueldo de un policía puede andar sobre los 75.000 dólares/anuales. Un abogado normalito en un buen bufete andará entre los 120.000 dólares al año. En otras zonas del país puede ser menos, existen grandes oscilaciones, pero también el coste de la vida presenta marcadas diferencias respecto a la principal metrópoli estadounidense.
Para conseguir el apartamento bajo hipoteca uno tiene que justificar allí, en Estados Unidos, que ingresa anualmente una tercera parte aproximadamente del coste de la vivienda. Igual que se hacía hasta hace unos 15 años en España cuando empezamos con la burbuja inmobiliaria coincidente, ¡mira por donde!, con la bajada de los tipos de interés hipotecarios para igualarnos a nuestros socios comunitarios, léase Alemania, Francia, etc. Los grandes. Algo que me consta muy bien porque a punto estuve de negociar personalmente una hipoteca en un banco extranjero donde el interés estaba sobre el 6-7% mientras que la banca española estaba negociando, cuando aún iba por libre, hipotecas al 13-14%, ya rebajadas del original 18%. Y en Estados Unidos estaban sobre el 4%. ¡Tonta fui de no seguir mi primera idea! ¡Qué caro lo estoy pagando!

Total, que para opinar uno debe informarse bien sin dejar que entre unos y otros, siguiendo sus propios intereses, nos vayan contando cuentos chinos. Que como dice un amigo mío, los economistas-empresarios de aquí han bebido de la tradición de personajes como José María El Tempranillo y demás representantes de la tradicional picaresca española, hoy en día elevada a categoría de desvergüenza.

Por 900.000 euros en Cataluña o Madrid no consigues un apartamento de este nivel ni cortándote las venas.

Está claro que hoy, por ahora, la cosa no está para make you laugh. Los únicos que se podrían reír son aquellos que han visto aumentar su fortuna en España del año pasado a éste en un 27%. Quizás el consuelo que nos queda es que la mayoría andan tan avinagrados que se han olvidado del sencillo y maravilloso placer de reír.
Aconsejo ver los enlaces por el orden de lectura. Siempre mejor acabar riendo.

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